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Carla Tomé Álvarez

HUÉSPEDES SIN HABITACIÓN

Su corazón latía desbocado. Estaba seguro de que había visto girar el tirador de la puerta.

A fuera en la calle la tormenta cada vez era más intensa, la lluvia y el viento arreciaban cada vez con más fuerza.

En la oscuridad de la habitación cada vez que un rayo caía dejaba ver su intensa luz que penetraba por la pequeña ventana, entonces en un momento de lucidez y tranquilidad se dio cuenta de que en realidad lo que movía la puerta y en por consiguiente el tirador era la inmensa tormenta que estaba cayendo a fuera.

Después de haber tranquilizado su cabeza se durmió placidamente hasta la mañana siguiente en la cual al despertar se daría cuenta de la habitación tan siniestra en la que se encontraba.

 

 

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